Mi aventura con el surf empezó simplemente deslizándome sobre la barriga en las olas durante las vacaciones en la costa polaca o en el extranjero. Con el tiempo, esa diversión ordinaria empezó a adoptar otras formas. Empecé a usar una tabla llamada bodyboard, que me permitía seguir junto con la ola durante mucho más tiempo. Un bodyboard es un tipo de tabla en la que te tumbas y no puedes levantarte. Cuando tenía siete años fuimos a la República Dominicana con mis padres y allí probé por primera vez el surf tradicional. Por desgracia, fue una aventura de solo una vez para aquel momento. A los trece años empecé a interesarme por el tema del surf. Con la ayuda de mis padres comencé a entrenar en Polonia y en el extranjero. Fui autodidacto.

Me encanta el surf más que nada, me inspira surfear la propia ola, o mejor dicho, la sensación que acompaña a todo esto. Es único y especial. Siento que este es un sentimiento que siempre estaré buscando. El Báltico es mi lugar local, es único y está muy cerca de mí. Conozco muy bien la zona. Durante la temporada de verano llevo mi tabla en la bici y voy a ver dónde están las mejores condiciones. Gracias a esto, cada vez conozco mejor la costa báltica. No existe una temporada para surfear en el Báltico, pero por las tormentas del hemisferio norte, es mejor surfear en invierno.

Me ducho con agua fría y nado de hielo. Esto influye en mi confort térmico durante las sesiones de surf más largas y, en general, me adapta al frío. "Cold water surfing" es sin duda una versión más extrema de este deporte. También utilizo un traje de neopreno de una gordura completamente distinta en invierno y también uso capucha, botas y guantes.

El surf se basa en el llamado flow, sobre todo a la hora de elegir las maniobras en una ola. Para mí, es como bailar sobre el agua. Creo que la coreografía de surf está conectada con el diseño y la creación. Con el tiempo, cada surfista crea algo único en sus movimientos.

Nunca olvidaré las palabras de mi entrenador: "Surfear es como pintar sobre un lienzo en blanco sin levantar el pincel, creando líneas fluidas". Sí, creo que surf sin duda es un tipo de arte único. No es sólo un deporte, sino también una forma de expresión, de superación personal y de armonía con la naturaleza. El surf permite conectar con las olas y el entorno de una forma que a menudo se describe como artística y meditativa.

Sí, cuando cumplí 18 me fui para seis meses a Portugal y vivía en mi van, una casa sobre ruedas. También lo conduzco, cuando voy a hacer surf en el Báltico. Es una gran comodidad, sobre todo cuando puedes prepararte una taza de té caliente justo después de nadar en invierno. Ahora paso menos tiempo en él, pero siempre me sentiré allí como en casa.