El arte siempre me ha apasionado. De niña era muy creativa y empecé a interesarme por el arte relativamente pronto. Compré mi primer impresión artística (de Wassily Kandinsky) cuando tenía 10 años. En el colegio, el arte fue mi asignatura principal hasta bachillerato... Quería estudiar arte o derecho. Cuando me licencié y tuve más tiempo para mí, me interesé mucho por el diseño, la arquitectura y los interiores. Podía pasarme horas hojeando revistas de diseño de interiores y, cuando viajaba con mi marido, elegía deliberadamente lugares que me fascinaban por su diseño. Cada vez tenía más la sensación, o más bien la necesidad, de que yo también quería crear algo bello para este mundo. Tenía el deseo de crear arte y decorar con él los interiores más bellos.

Mis cuadros son pinturas abstractas y lo que me gusta de la pintura abstracta en general es que es muy cambiante. Dependiendo del interior en el que se utilice, tiene un efecto completamente distinto según su estilo. Una obra de arte puede armonizar con un interior de forma tranquila. Pero el mismo cuadro puede ser muy contrastado en otro interior y producir un efecto completamente distinto. Por eso no atribuiría mi arte a ninguna dirección específica. Pero creo que lo que caracteriza mi arte es que es capaz de enfatizar un interior, de destacar sin dominarlo. Tal vez tenga el equilibrio necesario entre moderación y presencia. A menudo me preguntan si me considero un artista o un diseñador. Para ser sincera, esta pregunta siempre me sorprende de manera positiva porque siempre asumo que quien pinta es técnicamente un artista. Pero la pregunta viene probablemente del hecho de que a menudo creo arte para un interior concreto, así que creo que en cierto modo soy ambas cosas. Igual que muchos diseñadores y arquitectos son también artistas para mí.

En el mundo del diseño y el arte, siento que, de algún modo, lo que debe ir junto, va junto. Nunca siento las demandas del mercado como algo con lo que tengo que lidiar o adaptarme. Es más bien lo que llevo dentro y lo que me gusta. Para mí es emocionante poder responder a eso y dar algo de mí a ese mercado.

Al principio no estaba buscando ningún estudio, me daba un poco de miedo este paso. Pintaba en el ático de la casa de vecindad donde vivimos, lo que cada vez me resultaba más difícil porque había poca luz natural, hacía mucho frío en invierno y era casi como una sauna en verano. Un día mi marido me encontró un estudio. Tengo una gran debilidad por las guirnaldas luminosas de exterior. Cuando mi marido me enseñó el estudio, me enamoré inmediatamente y la decisión estaba tomada. El estudio está situado en el tranquilo y verde patio de una antigua casa de vecinos. Todo el patio está decorado con luces y, cuando lo vi, fue amor a primera vista. Por supuesto, el espacio también era perfecto. Es una habitación muy grande y luminosa que garantiza una buena luz natural. La ubicación del patio tiene algo de refugio seguro para mí, es muy tranquilo. Cuando no estoy escuchando música, oigo el canto de los pájaros. El sol entra al interior. Es un oasis de calma para mí y no puedo imaginar un lugar mejor para el trabajo creativo.

Como artista, también trabajo mucho en el área no creativa, y las tareas administrativas me quitan mucho tiempo. Me gusta hacerlo en casa, en mi escritorio, porque sólo quiero utilizar mi estudio para el trabajo creativo. Además de mi trabajo como artista, mi gran pasión es el diseño y la arquitectura. Así que, básicamente, mi trabajo es también mi afición hasta cierto punto. Me encanta perderme en revistas de diseño de interiores, ya sea en casa o en un café. Me gusta mucho viajar con mi marido e intentamos ir a lugares que nos atraigan a ambos en términos de diseño, como hoteles de diseño, ciudades cuya arquitectura me parezca interesante, o lugares que nos parezcan interesantes en términos gastronómicos, porque a mi marido y a mí nos encanta la buena comida.

Para mí, la casa es algo muy importante y esencial. Puede ser un lugar de aislamiento, que puede ser la base de todo bienestar. Por eso mi marido y yo hemos intentado diseñar nuestra casa de tal forma que irradie paz y seguridad para nosotros. Vivimos en una casa de vencidad de 500 años, cuyos techos tienen 3,4 metros de altura en algunas partes. No hay muchas cosas por ahí, el interior está muy limpio y no tenemos nada colorido. Todo el interior se compone únicamente de tonos naturales, tanto oscuros como claros. Blanco, beige, ocre y negro. Una pared, por ejemplo, es negra. Me gusta más mi casa por la noche, cuando está oscura, y las muchas lámparas a las que tengo afición crean un ambiente acogedor. Lo que también me gusta hacer en casa es cocinar. A menudo llego a casa, me cambio de ropa y me pongo a cocinar en cinco minutos. Creo que en cuanto salgo del estudio, todavía siento la necesidad de hacer algo artesanal, que también encuentro en el mundo de la cocina.

Lo que me parece especialmente bonito de los muebles TAMO son las formas geométricas claras y, lo que es muy importante para mí, las proporciones de las formas y las líneas entre sí. Su claro lenguaje de diseño se adapta exactamente a mi gusto, encaja en mi casa y en mi estudio y también en mi arte. Doy gran importancia a la calidad en el diseño. Lo que me gusta de los muebles TAMO es que cuando levantamos o tocamos algo, inmediatamente sentimos que es pesado, sólido y duradero. La realización es de alta calidad y los muebles tienen superficies preciosas en las que se puede sentir la madera.